¡Atención! Si abriste esta nota sin antes haber visto la nueva mini serie de Netflix es bajo tu responsabilidad, pero te aseguramos que al final vas a quedar con más ganas de verla.
La advertencia es clara: ¡En los renglones siguientes hay SPOILERS! Aunque te preguntarás… ¿quién no sabe el desenlace de esta historia?..
Al parecer nadie, ni los que vimos la serie, ni quienes la escribieron y mucho menos sus protagonistas, pues aunque la mayoría conocemos Spotify, aún hoy en día, a décadas de su creación, no somos conscientes de lo mucho que cambió la historia de esta industria para siempre, pero…
¿Qué tiene que ver esta serie con la industria del influencer marketing? Quédate hasta el final de esta nota y lo descubrirás…
El resumen
En el primer capítulo de esta serie, la gran pregunta es resuelta, el protagonista (o uno de ellos y no el más importante): el creador, narra cómo surgió LA VISIÓN de un servicio legal que ofrecería reproducción de música con buena calidad, rapidez de descarga y lo más importante: sería gratis para creadores y usuarios.
Hasta ahí, la premisa de la nueva serie (o documental) “Playlist”, distribuida por la plataforma de streaming Netflix es clara: contar en primera persona la historia del creador ‘Daniel Ek’ (Edvin Endre) y su odisea para crear y lanzar una plataforma que revolucionaría la industria musical de la mano de su socio ‘Martin Lorentzon’, pero es justo ahí, al final del primer capítulo y de lo que pensamos es el diario resumido de un héroe y el nacimiento de un gigante tecnológico, en donde se rompe la narración (y la cuarta pared) con la curiosa frase que marcaría el relato de los siguientes capítulos, Per Sunddin (intérpretado por Ulf Stenberg), presidente en ese entonces de Sony Music, mira a la cámara y sentencia: “Así no fue como pasaron las cosas”.
A partir de ahí entramos profundamente en el mundo de las startups y el contexto detallado del enredado nacimiento de Spotify.
Desde el segundo capítulo se narra la misma historia central, pero desde la perspectiva de sus otros y no menos importantes protagonistas: La industria, la ley, el programador, el socio y por último… los artistas, cada uno de ellos con una versión propia de lo que pasó, cómo, por qué y las consecuencias de un nudo que aún no tiene desenlace.
“O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en un villano”
Hoy en día los saltos tenológicos son tan exponenciales que cuesta recordar cómo vivíamos antes de estos. Esta serie se desarrolla en lo que podemos llamar la “prehistoria musical” cuando aún comprabamos Cds, los artistas podían vivir de sus ventas y las disqueras dedicaban todos sus esfuerzos a los grandes lanzamientos de álbumes para nuevos y viejos artistas.
Es en ese punto donde gracias o a pesar del descubrimiento de nuevos formatos de compresión de archivos como el mp3 y la proliferación de las redes “peer to peer” nacen sitios webs que facilitan la descarga de música, películas y/o documentos ¡Se inicia la democratización del internet! Éste se vuelve el lugar favorito de los hackers y “piratas” que desean compartir toda la información posible con los usuarios de un nuevo mundo digital sin Dios ni ley (al parecer).
Es en este contexto donde nacen plataformas como Napster o en el caso sueco: ” The Pirate Bay“, una plataforma de descarga ilegal que inunda las casas y los oídos de los suecos, compartiendo completamente gratis la música de miles de artistas que ven en ésta una amenaza para sus carreras.
Tanto The Pirate Bay como Napster, nacen como una especie de revolución en contra del copyright y los altos costos de la música y aunque estaban, segun ellos, ganando una guerra por los consumidores, realmente los más afectados eran los mismos artistas que creaban la música.
Es allí donde Daniel Ek ve su oportunidad de oro, crea una plataforma alejada de las ideas extremistas revolucionarias de The Pirate Bay y Napster y, aunque se vale del idealismo de democratizar la música, aterriza su creación generando ingresos por medio de la publicidad prometiendo ganancias para todos.
Pero.. ¿A quién beneficiaría realmente?..
Es en este punto donde la serie se pone seria… y empieza a hablar sobre el problema real: “Los derechos sobre la música” y ¿Quién paga por estos? ¿Cómo conseguirlos? Y ¿Cómo involucrar a las disqueras y artistas que son en realidad los dueños de estos?
Si tienes Spotify, Deezer, Apple Music, Netflix o cualquier otro servicio de streaming puede resultar difícil pensar en las complicaciones que hay detrás de la creación de una plataforma como esta, pero lo que nos muestran estos seis capítulos es que en una industria creciente que estaba llegando a un punto de quiebre, un sector tradicionalmente ganador tuvo que ceder y empezar a configurar leyes que se adaptaran a las nuevas tecnologías para crear acuerdos entre los diferentes actores de la industria y lograr la inclusión de todos, para esto la abogada Petra Hansson (Gizem Erdogan) tuvo un papel fundamental al ser quien desarrolla estratégicamente los acuerdos con los sellos discográficos que darían, por fin, el aval para el funcionamiento legal de la plataforma sueca.
Fue así como: un creador con una visión, un equipo de programación, un inversionista y una abogada, lograron que los sellos discográficos y toda una industria en decenso se rindieran ante “Spotify” y lo que , hasta hoy, es conocida como la única y mejor solución ante la piratería, pero con un sin sabor para el último protagonista de esta historia…
Los artistas
Aunque en el relato de la serie, desde el primer capítulo, la cantante y compositora Bobbie T (Janice Kavander) aparece como una de las inspiradoras y aliadas de Daniel Ek para la creación de Spotify, en el último capítulo es esta misma quien representa la molestia de los artistas, quienes se convierten en los enemigos de la plataforma, ya que aunque la música era la razón de creación y la “materia prima” de Spotify, los artistas han sido hasta ahora quienes menos ganancias han recibido y extrañamente los menos escuchados para la creación del nuevo modelo económico que revolucionó su propia industria.
Es así como al final de esta historia se muestra un panorama futuro en el que los artistas alzan su voz en contra del gigante tecnológico y convierten al héroe en un “Villano” que monopoliza la música y las ganancias de ésta con la complicidad de los sellos discográficos.
Pero ¿Cómo podemos relacionar esta historia con el Influencer Marketing?
El futuro es parecido tanto para los artistas musicales como para los creadores de contenido, los avances tecnológicos han hecho crecer nuestras industrias a pasos agigantados, pero también ha creado grandes retos en los sistemas de protección de los derechos de autor y monetización de las creaciones.
Así como el consumo de música, la publicidad cambió, antes las agencias y la televisión eran los creadores de contenido, pero con el nacimiento de las redes sociales una nueva forma de llegar a las audiencias se apoderó de todas las industrias y nació el Marketing de influencers.
Los usuarios de internet son cada vez más alfabetizados tecnológicamente y demandan mejor contenido, las grandes plataformas han monopolizado la información y los creadores dependen de estas para monetizar y, aunque pueden percibir grandes ganancias de este trato, también los convierte en un producto a merced de decisiones corporativas.
Un cambio en el algoritmo de las plataformas cambia las reglas de juego para todos los actores y crea fluctuación en los ingresos de los creadores. Incluso algunas plataformas invierten en sus propios creadores para que tengan mayor exposición, haciendo cada vez más difícil que los nuevos tengan las mismas posibilidades.
¿Suena parecido? Estas mismas preguntas se hacen al final de “Playlist” donde nos deja una reflexión sobre la importancia de involucrar a TODOS los que hacen parte del ciclo de vida de los productos y servicios digitales que existen hoy en día y preguntarnos realmente…
¿Si las soluciones digitales y los avances tecnológicos están beneficiando a todos? ¿Cómo garantizar que los derechos de los creadores estén siempre protegidos?
Cuéntanos en nuestras redes sociales si te gustó “Playlist” y este análisis de nuestro equipo de #ArtLegalMaganers.
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